Por Oscar Quezada |
23 de Abr 2010 |
![]() Su nombre es Susy de la Cruz y le dicen “La Chichigua”. O la comadre de Hipólito Mejía, el ex presidente de la República, a quien ella y sus compañeros de “trabajo” también asumen como “papá”. |
Es una morena monumental, de pelo crespo tejido, mirada inquieta e inteligente y usa pantalones apretados.
Vive en Cristo Rey, pero se mueve por todos los contornos del Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo. Todo depende de hacia donde se dirija la cúpula del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), organización política que esta joven capitaleña y varios hombres-también jóvenes-escogieron para “picar” algunos pesos, mediante el método sencillo, franco y abierto de pedir sin ningún tipo de contemplación.
La Chichigua hace honor a su mote. No dura ni 10 segundos sentada o parada en un lugar fijo. Su vaivén delata su nerviosismo. Y sus propósitos también. Se mete entre periodistas, escucha y comparte conversaciones de camarógrafos, fotógrafos, reporteros y políticos importantes y de poca monta.
La “comadre de Hipólito” es ágil. Se mueve rápido y con precisión. Observa la hora. Se para si está sentada y vuelve a sentarse. Sus compañeros de “trabajo” la miran y sonríen. Algunos acompañan sus manías e inquietudes. Reflexiona sobre la situación política del partido blanco que sigue desde hace mucho tiempo. Se recuesta de las paredes para luego volver a sentarse o intercambiar impresiones con sus compañeros.
Se acerca la hora. Ya los grandes dirigentes del PRD casi salen del encuentro pautado para discutir problemas internos; problemas que ella también sufre y comenta por lo bajo y por ratos en voz alta. El sol pica muchísimo y saca sudor de su frente estrecha. Las puertas se abren para dar paso a los altos dirigentes. Susy se posiciona; hace una seña a los “pica pica” que esperan el momento. Y se lanzan al ataque. Mañana será otro día. Habrá nueva agenda. La Chichigua se marcha. ¿Contenta o decepcionada?
Comentarios